“...las MiPyMEs deben prepararse para un entorno económico global volátil donde la inflación y los cambios en las cadenas de suministro han creado incertidumbre, pero también nuevas oportunidades”.
En el horizonte de 2025, las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) en México enfrentan un panorama cargado de retos y oportunidades. Las recientes iniciativas anunciadas por el gobierno y organismos empresariales prometen fortalecer este sector, que representa el 98.5% del total de empresas del país y genera el 72% del empleo formal, según datos del INEGI. Sin embargo, el impacto real de estas medidas dependerá de su implementación y de la capacidad de las empresas para adaptarse a un entorno en constante cambio.
Un factor clave es la promoción de esquemas de financiamiento más accesibles y pese a que en 2024 el gobierno anunció la creación de un fondo especial para MiPyMEs, de 20,000 millones de pesos destinado a apoyar a los sectores más vulnerables, aunque esto es un avance significativo, es crucial analizar cómo se distribuyen estos recursos y si llegan efectivamente a las manos que los necesitan. La transparencia y eficiencia en este proceso determinarán si este apoyo logra cerrar brechas o si solo perpetúa desigualdades.
La digitalización es otro tema central porque si bien durante la pandemia se aceleró la adopción de tecnologías digitales, un informe de la AMIPCI reveló que solo el 15% de las MiPyMEs mexicanas cuentan con presencia en línea. Las iniciativas gubernamentales recientes buscan revertir esta situación mediante capacitación y subsidios para herramientas digitales; sin embargo, el éxito de estas políticas dependerá de su inclusividad, especialmente para empresas en zonas rurales o con acceso limitado a la tecnología.
Las reformas fiscales también juegan un papel crucial porque en 2025 se implementará un nuevo esquema de simplificación tributaria que promete reducir la carga administrativa de las MiPyMEs. Esto podría significar un alivio significativo para negocios que tradicionalmente han enfrentado dificultades para cumplir con sus obligaciones fiscales. Sin embargo, la efectividad de estas reformas dependerá de su claridad y de la capacidad del gobierno para ofrecer asesoría adecuada, sobre todo cuando recientemente si incrementó un 1 por ciento al Impuesto sobre Nómina, con sus distintas modalidades.
En paralelo, las MiPyMEs deben prepararse para un entorno económico global volátil donde la inflación y los cambios en las cadenas de suministro han creado incertidumbre, pero también nuevas oportunidades. Por ejemplo, la tendencia hacia el nearshoring ha puesto a México en el radar de empresas internacionales que buscan diversificar sus operaciones y las MiPyMEs locales podrían beneficiarse al integrarse en estas cadenas globales, pero necesitarán apoyo para cumplir con los estándares internacionales.
Otro aspecto fundamental es el acceso a capacitación porque un estudio de Endeavor México sostiene que el 70% de los empresarios considera que la falta de habilidades gerenciales es uno de los principales retos. Las iniciativas para fortalecer la educación empresarial son vitales, aunque también deben acompañarse de un enfoque práctico que permita a los empresarios aplicar conocimientos de manera inmediata.
No menos importante es la inclusión financiera. Aunque el 40% de las MiPyMEs ya utiliza algún tipo de financiamiento formal, según el Banco de México, muchas aún dependen de recursos informales y, aquí está una de las claves donde las políticas públicas deben enfocarse en ampliar el acceso al crédito, especialmente para mujeres empresarias, quienes representan el 36% de los propietarios de MiPyMEs, pero enfrentan mayores barreras para obtener financiamiento.
La sostenibilidad también es un área de oportunidad para las empresas que adopten prácticas amigables con el medio ambiente, las cuales podrán posicionarse mejor en un mercado cada vez más consciente. Programas que incentiven la transición hacia energías limpias y la gestión sostenible de recursos podrían generar ventajas competitivas significativas para las MiPyMEs.
Finalmente, es crucial que las MiPyMEs adopten una mentalidad de colaboración donde las alianzas estratégicas con otras empresas, universidades y el gobierno podrían ser la clave para superar los retos del futuro. Estas sinergias no solo potencian recursos, sino que también fomentan la innovación y el crecimiento.
El futuro de las MiPyMEs en México dependerá de su capacidad para adaptarse a un entorno cambiante y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas políticas y tendencias. En este 2025, el sector tiene la oportunidad de reinventarse y consolidarse como un motor esencial para el desarrollo económico y social del país.
CDMX, jueves 9 enero 2025.
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